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• Fecha de creación enero 3, 2018
• Última actualización enero 3, 2018

Colosenses

La ciudad de Colosas se encontraba a unos 20 kilómetros de Laodicea y como a 160 kilómetros al este de Éfeso. Estaba ubicada en el valle de Licia, situado en el sur de la antigua Frigia, lugar de asentamiento del misticismo Oriental. Gran número de Judíos, Frigios y Griegos acudía a Colosas, y a que la ciudad se hallaba en una importante ruta comercial. Tal mezcla de pueblos hacía de Colosas un interesante centro cultural, en el que se discutían y sopesaban ideas y doctrinas de toda índole provenientes del Oriente.

Con tantas influencias paganas, no nos causa sorpresa el que Pablo, durante s u encarcelamiento en Roma, llevar a presente en su mente y corazón a los creyentes de Colosas. Aun cuando no los conociera personalmente, ellos pertenecían a su Cristo; y eso lo unía a ellos en espíritu. A pesar de estar físicamente encadenado, él podía mantenerse en contacto con ellos por medio de cartas y así valerse de uno de los pocos recursos que tenía a su disposición para proteger al rebaño de Dios; rebaño al que los lobos amenazaban con devorar.

Pablo escribió esta carta a los Colosenses hacia el año 62 d.C. Aunque originalmente fue dirigida a los fieles creyentes de aquella ciudad, su mensaje ha sido esencial a través de los siglos. Tal vez esa sea un d  las razones por las que Dios no permitió que Pablo entregara este mensaje en persona.