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• Fecha de creación enero 3, 2018
• Última actualización enero 3, 2018

Santiago

Todo había cambiado radicalmente desde aquel día en que Santiago le dijo a su medio hermano lo que debía de hacer si quería ser conocido por todos. Falto de fe, y seguro de que Jesús sólo era su hermano mayor, Santiago le había sugerido que se llevara a sus discípulos y subiera a la fiesta de los tabernáculos para que realizar a sus obras frente a aquel la gran multitud. A lo mejor, Jesús podría encontrar allí más discípulos; pero Santiago no sería uno de esos discípulos, sino hasta que Jesús resucitara de entre los muertos (1 Cor.15:7).

Luego de la resurrección, y convencido a partir de entonces de que Jesús realmente era el Cristo, Santiago jamás sacaría provecho de su parentesco familiar con Jesús sino que le serviría, por parentesco espiritual, como Su fiel siervo. Santiago llegó a convertir se en columna de la iglesia, líder del concilio de Jerusalén, y en amigo de Pedro y de Pablo. Pero, por sobre todo, él era amigo de Jesús; con quien había hecho un pacto y por quien habría de ser martirizado cerca del año 62 d.C.

Antes del 50 d.C, o a principios de esa década, Santiago escribiría su única carta que se convertiría en parte de las Sagradas Escrituras; una carta que muestra el evangelio desde un punto de vista práctico.