Boletín 942

La bondad, misericordia, amor y todo lo que nosotros recibimos de parte de Dios es inmerecido ya que ningún ser humano merece realmente nada de lo bueno que él da. Podemos preguntarnos entonces por qué lo hace, la respuesta es: por su gracia

Cuando el rey David escuchó a través del profeta Natán los planes que Dios tenía para con su casa (familia), su reinado y el pueblo de Israel, solo pudo expresar lo siguiente: “Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí? No fueron los  méritos del pueblo, como tampoco las hazañas de David las que lo hicieron merecedor de este  gran favor de parte de Dios para su vida y su familia.” —2 Samuel 7:18

La respuesta de David es gratitud hacia Dios y reconocimiento de que nada hay de admirable en su vida para que Dios lo haya escogido a él o a Israel.

Asimismo es para nosotros hoy día la Salvación que Cristo nos ha dado. Fue él quien murió en la cruz del Calvario y derramó Su sangre preciosa, para que tú y yo podamos recibir este regalo de la vida eterna. ¡A Dios sea la gloria!

TEXTO PARA MEDITAR

Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí?” —2 Samuel 7:18


DEVOCIONAL:

Lunes 2 Samuel 7:18-29

¿Qué cosas hizo y haría Dios en favor de  David e Israel y que se nombran en estos versículos?

Martes 2 Samuel 7:18-29

¿Qué aprendemos de cómo es Dios en estos versículos?

Miércoles 2 Samuel 7:18-29

¿Qué se puede aprender de esta pregunta de David? ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová?

Jueves 2 Samuel 7:18-29

¿Cuál es la enseñanza más importante que le dejan estos versículos?

Viernes 2 Samuel 7:18-29

¿Qué enseñanza le deja la actitud de David?

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Comunicador audiovisual y multimedial de Centro Ágape, área de comunicaciones, producción y medios.

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